lunes, 8 de septiembre de 2008

Proponen la creación de un espacio para la memoria

"Queremos que las huellas de la historia no se borren. Creemos que este como otros lugares deben destinarse a contar nuestra historia". Con esa contundente frase Cristina Aldini, de la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia de zona Norte, defiende el proyecto presentado ante la Municipalidad de Tigre que propone un Parque de la Memoria en el predio donde estaban los Astilleros Astarsa. Allí fueron secuestrados 60 trabajadores la madrugada del 24 de marzo de 1976.
Astarsa funcionó hasta 1984 sobre la ribera del Río Luján, entre el Puerto de Frutos y Villa El Garrote. Uno de sus sitios emblemáticos era conocido como "La Anguilera". "Una suerte de plataforma (todavía se mantiene) desde donde se botaban los barcos. En su subsuelo se hacían las asambleas de trabajadores", rememora Aldini, que explica que la elaboración de la propuesta se hizo con la ayuda del voluntariado de arquitectura de la UBA, que se encarga de señalizar los
tristemente célebres centros clandestinos de detención (ya realizaron trabajos en la ESMA, La Perla y el Atlético, entre otros).
Se suma a la charla un ex trabajador del astillero, Luis Benencio. "Sin duda fuimos uno de los primeros lugares donde atacó la dictadura, porque eramos obreros organizados que bregábamos por nuestros derechos a trabajar en condiciones dignas y de seguridad", apunta.
Los terrenos, cuya superficie asciende a 32 hectáreas con una extensión de 600 metros de costa, pertenecen a TGLT, una empresa de emprendimientos urbanísticos que proyecta invertir en el lugar alrededor de US$ 50 millones. Aunque desde la Comisión no hablan de querer expropiar tierras al emprendimiento sino de cumplir la ley que estipula una ribera pública, el tema
provoca controversia. Consultada la empresa prefirió no hacer declaraciones. "Lo principal es respetar la ley para que cualquier vecino o turista pueda disfrutar de un paseo por la ribera -sostiene Aldini-. Luego se verá cuánto de ese camino será asignado a un espacio para la memoria y qué se hará puntualmente ahí".
Las puertas del Astillero Astarsa, símbolo de la represión y de la organización obrera, son el
destino final de la marcha de antorchas que todos los meses de marzo, desde 1996, parte de la
Plaza del Canal en conmemoración de esa época trágica.

Opinión Luis Benencio, ex trabajador de Astarsa

La característica principal de trabajar en un astillero es que se trata de una labor ruda y bastante peligrosa, algo que se potencia cuando no están las condiciones de seguridad dadas. Cada vez que se construía un barco, morían uno o dos trabajadores. En 1973 el accidente mortal de Juan Carlos Alessio produjo la reacción de los trabajadores y se tomó la fábrica, pidiendo el control obrero de la producción. Desde ese año, en el que se creó la Comisión de Seguridad e Higiene, hasta 1976, no hubo muertes. Pero el 24 de marzo de ese año los militares irrumpieron con tanques, helicópteros y carros de asalto, y se llevaron a 60 compañeros. Nunca más volví a Astarsa ni
al barrio. Tres años después de esos acontecimientos, un vecino entró a mi casa, lo confundieron conmigo y finalmente fue detenido.

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