El lunes pasado se lanzó la campaña nacional de vacunación contra la rubéola. La campaña, diagramada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está dirigida a hombres de entre 16 y 39 años, y a mujeres que no hayan sido inmunizadas en la campaña hecha en 2006. En aquel entonces según datos del Ministerio de Salud Provincial se vacunaron 6.718.314 mujeres de entre 15 y 39 años. En ambas oportunidades la vacunación fue gratuita.
Esta enfermedad que viene atacando a la raza humana desde el siglo XVIII es un virus de fácil contagio y por ende fácilmente propagable "cualquiera puede adquirir la enfermedad, sólo se necesita estar en contacto con las gotitas de saliva que una persona infectada expele al toser, hablar o estornudar, o con objetos contaminados por esas secreciones‡" explica Alejandro Costa, director de Medicina Preventiva del Ministerio de Salud provincial. Y agrega un dato aun más desalentador: "El 50% de quienes la contraen no tiene síntomas, lo que hace imposible la toma de medidas preventivas‡".
A su vez los bebés en gestación pueden contaminarse ya que si una mujer embarazada se infecta el virus puede atravesar la placenta y producir una infección del embrión. Si ocurriera esta situación el bebé padecería el Síndrome de Rubéola Congénita (SRC) lo que implica consecuencias graves como sordera, cardiopatías, retraso metal y malformaciones. Para tomar verdadera conciencia de esta patología, basta mencionar el caso de Estados Unidos: entre los años 1964 y 1965 se produjo una pandemia mundial (afecto también a Europa) de rubéola que provocó la infección de más de 20 mil bebés, de los cuales más de 2000 murieron en el período neonatal entre otras estadísticas que causan escalofríos leerlas. Aquí, en Argentina, la secretaría de Salud provincial estima que si no se llevaran a cabo estas campañas masivas cada año nacerían al menos 1.500 chicos con SRC.
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